miércoles, 24 de junio de 2015

Humilde morada

Cuatro paredes que guardan recuerdos,
risas y gritos,
lágrimas y lloros.
Cuatro paredes que desvelan secretos,
esos de lágrima fácil y misterio,
enredados en una llanura de cimientos
bajo el mismo suelo.
Techos altos y con amplitud,
como la cajita anclada en tu corazón,
como un baúl de recuerdos,
sin final.
Pequeñas ventanas dónde dejar pasar la luz,
el canto prolongado de los jilgueros,
el graznido de los patos,
o el croar de una rana.
Y en verano...
Las chicharras cantar,
con una fuerte e incesante melodía
que te hace entrar en un sueño profundo,
que te hace adorar la siesta.
Y abrir los ojos
darte cuenta que ya todo está vacío,
que falta un ocupante...
Que la casa se ve vacía si tú no estás...
que será duro emprender un nuevo viaje.

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